sábado, 15 de julio de 2023

EL SEÑOR DE LAS ARAÑAS

- Es que este señor insiste en que trae arañas en la cara - adelanto a comentar el joven acerca de del anciano que se había sentado delante de mi… -
ya lo hemos llevado con muchos doctores y hecho muchos tratamientos y nomás no deja de quejarse…

El anciano, típico señor de pueblo, robusto cual roble, vestía un veterano sombrero de paja ya muy tostado por el sol y camisa de faena, viejita, pero eso sí, muy bien planchada, se encogió de hombros y exclamó:
- Pos’ hijo, yo siento las arañas que me caminan mi la cara, que quieres que diga…
-No me diga que también las ha matado – comente lisonjero
- Algunas, pero son muchas y hay temporadas… rojas y cafecitas… patonas, pero chiquitas, así… respondio, haciendo la seña con el índice y el pulgar de que eran muy chiquitas – le hubiera traído las que he juntado en un frasquito en la casa…
El diagnostico estaba hecho… delusion de parásitos, trastorno frecuente de adultos mayores donde el paciente, cree tener bichos en la piel y junta detritos los cuales colecciona… ufano, le pedí por mero trámite, que se pasara a la silla de exploración, no sin antes percibir que se pasaba la mano por la cara un par de veces… Le pedí se quitara el sombrero, el cual deposito en la mesa de instrumentos…Revisé su piel: típica piel de hombre campesino, curtida por las jornadas bajo el sol, mostraba los cambios propios de su actividad profesional, calvicie androgénica, lentigos… por lo demás, todo normal… estaba firmado: delusion de parásitos, síndrome de Ekbom… Pedí al paciente pasara a la silla contigua al escritorio, presto a hacer la lucidora receta… En eso, el anciano se giró y me pidio le alcanzara el sombrero, gire en mis talones, tome el sobrero por una de sus alas y este crujió, se lo entregue y el hombre se lo calo… cual sería mi sorpresa sentir algo que subía por debajo de la manga de mi camisa..., presione bajo la tela y desabotone la manga, un par de pequeñas partículas cayeron sobre el escritorio y salieron corriendo, evidenciadas por lo blanco de la superficie…
Sude frio… ¿sería acaso que el paciente no deliraba?

Al acto, el paciente pasaba por enésima vez la mano sobre su cara… le pedí me prestara el sombrero y observe en el interior de la copa… telarañas, y en fondo, varios diminutos capullos de seda, algunos viejos y algunos nuevos… removí la cintilla de fieltro que acomoda con la frente y alrededor de 20 pequeñas arañitas rojas, de no más de 3 mm salieron corriendo…


La receta: sombrero nuevo… y un zape para el doctor.

Y SIN DUDA, PARA DARLE CAÑA A LA ARAÑA… OKKO…

viernes, 14 de octubre de 2016

El Sr Tama

Cuando el prejuicio te alcanza


Llega paciente  mal encarado al consultorio, de ascendencia asiática,  notorio por su fisionomía y su nombre (lo llamaremos Sr Tamagochi) y claro, esperas que no hable español… 
Antes de pasar al paciente, mi asistente me pone en antecedentes: que la cita la hiso la asistente del sr, la cual pregunto qué donde estudie, que idiomas hablaba y si era puntual…
Le saludo, me presento y le pido tome asiento… Esperando no me entendiera y preparado para cambiar el chip a ingles le pregunto: ¿en qué puedo servirle?  
Aun con gesto adusto, con los brazos cerrados  sobre su pecho y sentado en el borde de la silla ligeramente inclinado  al frente, el sr Tamagochi dice enfáticamente en  castellano
  “Permitame decirle: valoro mucho la puntualidad  y habra de saber, que las mujeres en mi casa y en mi negocio, me hablan de usted”
Se hizo el silencio y me dije a mi mismo: santa peluca de las piojas paridas…
La ardilla en mi cabeza empezó a correr como Core de APPLE  conectado a Infinitum… me vino a la cabeza calificativos como “paciente machista” “me está pidiendo lo  trate con respeto” “ se ve mafioso, mínimo samurái o entrenador de pokemon grado master…  sin duda ha de ser ya-ku-za”… 
Atiné a decirle: 
"Sr Tamagochi, aquí la regla del consultorio es tratar con respeto a los clientes… yo también  le hablare de usted…"
Se volvió a hacer el silencio incomodo… bruscamente, el paciente se pone de pie y se pone  carcajearse cual niño con payaso… 
Me quedo sorprendido. ¿Qué pasa?
Se vuele a sentar el tipo, esta vez en posición relajada y me dice, aun con la voz entrecortada por la risa: “corrijo doc: las mujeres de mi casa y de mi negocio me hablan de que debía venir con usted a checarme… hablan bien  de tu trabajo… no es necesaria tanta solemnidad, puedes  tutearme… me conocen como  el Tama y vengo a ponerme  Botox…"

Ok, cada quien escucha lo que quiere y entiende lo que puede… esperemos cumplir sus expectativas…

El miedo no anda en burro...

Cuando el prejuicio te alcanza


Llega paciente  mal encarado al consultorio, de ascendencia asiática,  notorio por su fisionomía y su nombre (lo llamaremos Sr Tamagochi) y claro, esperas que no hable español… antes de pasar al paciente, mi asistente me pone en antecedentes que la cita la hiso la asistente del sr, la cual pregunto qué donde estudie, idiomas hablaba y si era puntual…

Le saludo, me presento y le pido tome asiento… Esperando no me entendiera y preparado para cambiar el chip a ingles le pregunto: ¿en qué puedo servirle?  
Aun con gesto adusto, con los brazos cerrados  sobre su pecho y sentado en el borde de la silla ligeramente inclinado  al frente, el sr Tamagochi dice enfáticamente en  castellano
  “Permitame decirle: valoro mucho la puntualidad  y habra de saber, que las mujeres en mi casa y en mi negocio me hablan de usted”
Se hizo el silencio y me dije a mi mismo: santa peluca de las piojas paridas…
La ardilla en mi cabeza empezó a correr como Core de APPLE  conectado a Infinitum… me vino a la cabeza calificativos como “paciente machista” “me está pidiendo lo  trate con respeto” “ se ve mafioso, mínimo samurái o entrenador de pokemon grado master…  sin duda ha de ser ya-ku-za”… 
Atiné a decirle: Sr Tamagochi, aquí la regla del consultorio es tratar con respeto a los clientes… yo también  le hablare de usted…
Se volvió a hacer el silencio incomodo… bruscamente, el paciente se pone de pie y se pone  carcajearse cual niño con payaso… 
Me quedo sorprendido. ¿Qué pasa?
Se vuele a sentar el tipo, esta vez en posicion relajada y me dice, aun con la voz entrecortada por la risa: “corrijo doc: las mujeres de mi casa y de mi negocio me hablan de que debía venir con usted a checarme… hablan bien  de tu trabajo… no es necesaria tanta solemnidad, puedes  tutearme… me conocen como  el Tama y vengo a ponerme  Botox…"

Ok, cada quien escucha lo que quiere… esperemos cumplir sus expectativas…

martes, 31 de mayo de 2016

Todos mienten...

O de porque los médicos  "no le atinan" ...


¿Esta borracho o sordo doc? – Comento el hijo acompañante de la Sra. que interrogaba en ese momento en mi consultorio - ya le preguntaste varias veces lo mismo y ya te dijo que no toma algún medicamento ni se ha puesto nada en la piel… 


Era el 4to paciente del día y llego tarde,  exigiendo ser vista y vociferando que lo suyo era urgente. Desde se momento ya sabes que el paciente va a hacerte la consulta difícil…
La paciente presentaba una dermatosis en cara, escote y brazos que a ojo de todo clínico, era de esas que dan por reacción a medicamentos y te expones al  sol: áreas descubiertas, muy delimitadas, muy inflamadas, ojos inflamados, etc. Y claro el habitus de la señora clásico de la prepotente habituada a salirse con la suya: sentada muy derechita, con la boca fruncida y resoplando por la nariz, bolsa cruzada por delante, con las manos apretando la correa, escudriñándote por arriba de la moldura de los lentes de pasta setenteros…


Medico: Dígame en que puedo servirle:
Paciente: Que no vez… vengo con toda la piel irritada..

Medico: ¿Cuénteme que le paso?

Paciente: ¿Que que me paso? A eso vengo, a que me digas que paso que la piel se puso irritada, si supiera no estaría aquí perdiendo el tiempo y mi dinero…
Medico: ¿Le duele, le pica, le arde?
Paciente: ¿Tú qué crees? 

En ese tenor el dialogo, palabras mas palabras menos…
(siguiendo las divinas enseñanzas de mi sensei dr Jorge ”Hanta” Mtz de preguntar lo mimo de diferentes formas y también la frase de  “todos mienten” del dr House…)

Medico: ¿De qué está enferma?

Paciente: Soy una mujer súper sana, me alimento muy bien…
Medico: ¿Tiene algún achaque para el que esté tomando algo?
Paciente: No nada… ni siquiera de la menospausia  (sic)
Medico: ¿Qué medicamentos toma?
Paciente: Ninguno yo estaba sana hasta que esto me salió hace 2 días que fui al súper…
Medico: ¿Toma alguna pastilla de vez en cuando?
Paciente: No ninguna
Medico: ¿Qué toma para las dolencias?
Paciente: Nada, ya le dije… 
Medico: ¿Cuándo fue la última vez que tomo medicamento?
Paciente: Hace como un año, ya te dije que no tomo nada de medicinas
Medico: ¿Cuándo fue la última vez que se puso una inyección?
Y fue cuando el hijo me pregunto….

Le expliqué el motivo de que era el principal sospechoso un medicamento el causante del problema, pero no muy convencido y haciendo muecas,  quedó haciéndose bola en la silla... y siguió la consulta…
Tengo unos estudios que me hice ayer… ¿quiere verlos?  -  comentó la señora, con ese tono de perdonavidas – puede que te ayude “a atinarle” …
La señora saco un fólder, color rosa, maltratado por el ir venir a las consultas, notoriamente  grueso, conteniendo papelería de recetas, resultados de laboratorio y notas medicas … cuando de pronto se cae una receta del IMSS a nombre de la señora, fechada 6 días antes, donde indicaba 7 diferentes medicamentos, 4 de los cuales podrían causar la reacción que presentaba la paciente…

Y esta recetale pregunto el médico    - ¿es suya?
Y la paciente  contesto:

Ah! Si, así es, tomo pastillas, para el azúcar, la presión alta
y los dolores de hueso y me los acaban de cambiar en la clínica del IMSS…

Pero no crei que fuera importante decirle

porque no creo que esa sea la causa…

Y el sonso es el médico ¿vdd?

domingo, 5 de julio de 2015

Cuando el melanoma llama a la puerta

Los dias del dermatologo muchas veces fluyen  sin revoluciones, hasta que te se presenta ese caso que te recuerda que no todo es botox y acne...


Entonces… ¿Me voy a morir? ¿Está muy avanzado?

Aquel joven de 24 años acudía por su resultado de la biopsia  que le hicimos de una “mancha que sangraba”   localizada en la cabeza, que el asociaba a una herida  resultado de una golpe que años atrás,  le habían dado en una riña…
Ya había ido con varios doctores, de esas clínicas donde cobran a 30 pesos la consulta y le habían dicho que era banal, que se aplicara equis cantidad de inyecciones y cremas, todas sin sentido y costosas, sobre todo para un joven inmigrante, peleado con la vida y a cargo de una esposa de 17 años y un bebe de 9 meses.
Alto, rubio y fornido, originario de un país lejano que dejo para buscar su suerte; trabajador y emprendedor, trabaja de parrillero en un restaurant y de noche en un bar, además vende los domingos en un tianguis  “tortas de chorizo preparadas  con una receta secreta que me va a hacer millonario",  y argumenta "bien hechas doc, va a ver le voy a traer”.
 Por las vicisitudes de la vida no tiene apoyo de su familia, con quien no habla desde hace años, además está sin seguridad social y a disgusto con el mundo  – “no lo dejan progresar”- solo tiene ojos para su bebe y su esposa, de los cuales no deja de hablar cuando no está hablando de que “ya va a poner su negocio” o de las trabas que le ponen por ser inmigrante…
Quiere estar bien para sacar adelante a su familia, “no tiene tiempo para necedades” argumenta, pero  le preocupan “unas bolas” que le aparecieron en el cuello hace unas semanas, que le han dicho que son por las infecciones de garganta,  pero leyó en Internet que no siempre es así… además ha perdido peso y le dan dolores de cabeza, por lo que saco sus ahorros y vendió algunas cosas para poder atenderse con un “médico que si me resuelva, porque necesito estar bien para el junior y mi señora”
Me siento comprometido y el peso de una loza de concreto cae en mis hombros…Atine a decirle: “vamos a hacer lo mejor posible y hay que hacerle los estudios y esperar los resultados”  me sentí en ese momento hipócrita ya que podemos predecir el diagnostico final y el desenlace de dicha lesión…

No nos equivocamos: melanoma.  

Mal pronostico, sin dinero, lejos de casa y con la responsabilidad de una familia que recientemente inicia...

 ¿Que le dices a un joven bajo estas circunstancias? ...  


Si te agrado la anecdota, por favor compartela

domingo, 2 de noviembre de 2014

FALSAS VICTORIAS

Cuando las victorias son en el papel, son doble derrota.


Se cuenta que en la WWII  en el frente ruso, los soviéticos bajaban de los trenes a todo aquel que pudiera sostener un rifle (lo supiera usar o no); le daban un fusil, 5 balas y lo mandaban de carne de cañón al frente a combatir a un bien entrenado y motivado ejército alemán; de esos jóvenes, la mayoría adolescentes o jóvenes universitarios, solo algunos tendrían nociones de cómo usar un arma, la mayoría nunca habrían apuntado a un ser humano y menos estaban emocionalmente preparados para enfrentar la situación de combate bajo un frio implacable, y a pesar de eso (muy al estilo de Pancho Villa) al que reculaba, lo ametrallaba un veterano de su mismo bando.

Antes de empujarlos a la batalla, se les aleccionaba de lo heroico de sus acciones y del sacrificio por la patria, de las recompensas y honores que recibirían y de que como ciudadanos, eran lo mejor de su nación… podremos imaginar la masacre y lo dantesco de ver jóvenes asustados con armas que no servían o no sabían usar, avanzado entre cuerpos destrozados de camaradas, que al igual que ellos, fueron enviados con muy poca preparación militar, ningún apoyo logístico y cero equipamiento, muchos camaradas que fueron dejados morir desangrados, de frio o de hambre y quedaban destinados a salvarse con sus propios medios, ante la falsa promesa del apoyo de los superiores y aun así, estos gallardos jóvenes (hombres y mujeres) llegaban al frente y combatían a como podían…
Los oficiales reportaban las grandes hazañas y victorias que se obtenían, pero no con datos verídicos ni con  el costo humano de ellas…
Con sus debidas proporciones, al gremio de la salud (médicos, enfermas, odontólogos…) se nos manda en muchos de los casos, al servicio social  a comunidades alejadas de la mano de dios, con escasos recursos logísticos, económicos y técnicos, con casi nula preparación para las tareas que nos asignan y deben ser realizadas, so pena de castigo administrativo… sin un entrenamiento previo ni una instrucción supervisada, más que la que te dan el día anterior a entregarte a tu unidad de salud...
SISPA, ficheros, metas, reportes… armas que desconocíamos o no sabíamos usar…
Dejando de lado las habilidades clínicas de cada involucrado,  muchos tuvieron su primer contacto con la realidad de la práctica médica hasta estar en el servicio social: lidiar con administrativos, veteranos colegas amañados que te dejaban solo en el campo de batalla, tratar diario con el hambre, la enfermedad y la ignorancia del pueblo… y al igual que aquellos jóvenes forzados a combatir, aplicamos lo que sabíamos, como podíamos y con lo que había…
Mientras, gran cantidad de los reportes mensuales se llenan con falsas metas cumplidas, con cifras maquilladas y números arreglados para que cuadren…

Y claro… así se obtienen muchas victorias… solo en el papel…

miércoles, 5 de marzo de 2014

Carta de un médico a un paciente enojado


Estimado paciente:
EL día de hoy no ha sido bueno. Te disgustaste porque no estuve para ti, al momento que lo necesitabas. Esto me contraria y me pone a meditar acerca de algunas situaciones que pasan en la consulta en forma cotidiana en relación a la agenda, el tiempo que se le dedica al paciente y los asegunes que se suscitan…
Si bien es cierto quedamos que te vería  fuera de mi horario habitual de trabajo, ya que tú no puedes acudir debido a tus múltiples ocupaciones, dicha cita no la confirmaste como quedaste, ni verificaste que yo supiera que si asistirías. Solo se te ocurrió que yo estaría para ti, fuera del horario habitual y que dentro de mis ocupaciones, estaría al pendiente de tu asistencia, si es que decidías ir. ¿No se te ocurre que tengo muchas otras cosas en la cabeza como para acordarme de un paciente que vi una ocasión hace tiempo y ahora me escribe un mail para ver si lo puedo atender y que  también que tengo una  vida fuera del consultorio? esperas que yo me acuerde de su cita, pero tú no confirmas oportunamente…  

Acordándome de tu mail, te espere. Me quede media hora fuera de mi turno, además de 15 minutos más para darte oportunidad a  llegar y no llegaste, bueno, si llegaste, pero 25 minutos después de tu cita pactada, que no confirmaste¿Cuánto crees que debía esperarte más?  Ciertamente a los 10 minutos de  retraso llamaste de “que ya ibas para el consultorio”  pero nunca mencionaste si tardabas dos, cinco o treinta minutos, ¿Qué te hiso tardarte? ¿Era justificado que te retrasaras? ¿No era urgente que te viera?  ¿No era tal la prioridad de tu salud que deberías de dejar lo que estás haciendo para acudir a tu cita?... entonces,  no era urgencia que te atendiera, era comodidad de ser visto cuando tenías menos ocupaciones… es decir: yo sí puedo retrasar mis actividades, pero tú no puedes suspender las tuyas en pro de tu salud y llegar puntual a la cita.
Ten en cuenta que retrasar el momento de la consulta, los problemas de salud siguen evolucionando, presentándose  después el agravamiento del cuadro y necesidad de ser visto “con urgencia” (si tus actividades te lo permiten, claro)… y resulta que el medico es el culpable, por no date espacio en su agenda…
A fin de cuentas, de esto vivo, No tengo un sueldo, ni vacaciones, ni aguinaldo, ni seguridad social, por lo que debo de cuidar a mis clientes y tolerarles muchas informalidades.
Al igual que tu, muchos pacientes piden cita urgente… sin embargo estarás de acuerdo  que las urgencias se atienden en urgencias, pero como haya sale caro, mejor vas a consultar a la oficina, donde obvio, quieres ser visto ya, sea válida tu urgencia o no.
El tiempo no lo puedo duplicar, pero ¿Cuánto crees que sea conveniente en tiempo para que un médico te interrogue, te revise,  haga un juicio clínico y razone los que va a recetarte, te lo explique, haga la receta y la nota del expediente? Las autoridades dicen que 15 minutos, yo pienso que debería de ser una hora,   pero para fin práctico lo cerramos en 30 minutos.  Trabajando 8 horas al día debería de ver 16 pacientes diarios por simple aritmética. Los espacios en agenda se van llenando, (porque algo hemos de estar haciendo bien o a lo mejor no hay otra opción)  y si me pide cada paciente verlo lo más pronto posible (léase ya)  por ser  “urgente”, solo me quedan 3 cosas por hacer:
1.- o empalmo pacientes, con la consecuente disminución de tiempo para dedicarle a cada uno, lo cual nadie está dispuesto a dar su tiempo por otro paciente… todos quieren sus 30 minutos… y yo me tengo que chutar la cara de cada paciente al que tengo que recortarle el tiempo para verte o bien disculparme por el retraso consecuente de verte intercalado.
2.- o te agendo otro día, lo cual te incomoda porque tú tienes urgencia en ser visto
3.- te veo fuera de turno, pero ¿estás dispuesto a pagar por ser visto a deshoras una tarifa mayor? No verdad. Entonces ¿qué me motiva a verte fuera de turno, por un mismo precio de una cita normal y además llegas tarde? En Estados Unidos se contempla que se cobre si es fuera de turno,  y seguramente no te atenderá el mismo médico, además se cobran las consultas por teléfono y el medico tiene cierto límite de pacientes que puede ver por cartera de clientes al día, para evitar errores y la fatiga de juicio…
Me reclamas que no te puedo ver urgente que hay que posponer cita por 2 a tres días, bueno ya te explique algunas de las razones. Sin embargo también se te ofreció ser visto un día anterior, cita que cancelaste justo unos minutos antes de la hora, con lo cual yo me perdí de comer con mi familia, porque la agenda se modificó para ti (Para ti son importantes tus negocios, para mí, mi familia).
La problemática del horario  y las disponibilidad de citas en las que el paciente es atendido, se agrava con la informalidad de los que llegan tarde a su cita, lo que no solo trastorna la agenda del consultorio, sino la de cada paciente que está agendado después del impuntual, y al día normalmente son dos a tres los que descuadran la fluidez del día, y claro hay que atender a los impuntuales amablemente. También el ausentismo de los pacientes (que como comente, de esto vivo e impacta directamente en mi bolsillo y el bienestar de mi familia) que no tengan la cortesía de avisar que no podrán asistir con tiempo, para poder dar la cita a otro paciente, claro que no me es nada simpático. ¿Cómo esperas que te vea sonriendo la siguiente vez que vas al consultorio, si me hiciste perder tiempo y dinero y le quitaste la oportunidad a otra persona de ser atendido?
Pero el colmo, es que te desquites con la asistente, ya que en todo caso ella recibe indicaciones mías.  Y después de vociferarle, a mí me hablas muy políticamente. Toma en cuenta que llegaste tarde por tu culpa, por tus circunstancias  y falta de previsión del manejo de tiempo. Ok yo debía de estar allí si ya habías avisado que ya ibas, pero  ¿Cuánto crees que debía esperarte? ¿No consideras irrespetuoso que alguien te dé de su tiempo y llegues tarde? Y respecto a tu molestia… tu tiempo es tan importante como el mío… técnicamente, me debes los honorarios de dos consultas pues fueron dos días los que dedique tiempo para ti y no acudiste, cuando pude dedicar ese tiempo a otra actividad u otro paciente.
¿Te molesta que no te haya visto?
A mí me molesta haber estado esperándote inútilmente y perder 45 minutos de mi vida en nada productivo.
Enójate contigo… que el que llego tarde a la cita, fuiste tú.
Sé que  eres persona culta y podrás, sin resentimiento, obtener alguna idea de las líneas que te he escrito.  Y si tienes a bien, platicamos de otros temas respecto a la relación médico paciente. Hay muchos asegunes y claro esta podemos dialogar y sacar algo de provecho de esta mala experiencia.

PD mi política es que si yo llego tarde o me retraso, siempre me disculpo y hago descuento de consulta o se da la consulta de cortesía según la severidad de la tardanza. 

sábado, 6 de julio de 2013

Muchos problemas, pocos resultados...


Y resulta que el malo es el medico


Hace días una señora en sus 40,  fenotipo promedio,  uñas de acrílico,  muy bien arregla y peinado de salón,  acudió a consulta acompañando a una delgada y pálida  adolescente por problema de acné… 
- Además  doctor,  aprovechar para ver que le recomienda para el pelo porque se le cae mucho desde hace  varios meses, que cremas debe usar para la piel áspera y que indicaciones  o cremas le manda porque le  huelen los pies… 
Normalmente se conceden 30 minutos de consulta para hacer un interrogatorio, checar al paciente, razonar el diagnóstico meditar la receta y explicar las indicaciones,  pero al dividir entre tantos problemas la consulta la calidad mengua porque hay que hacer todos el proceso de cada problema   en el mismo tiempo. 
Para acabar la consulta, al momento de estar explicando la receta, la mujer  se acordó que la adolescente tenía un lunar en la planta del pie y quería que se lo revisara… 
- Y de una vez  dígame, abusando de su bondad,  que cosméticos y cremas uso, porque ya estoy entrando  a  la menopausia y no tengo  tiempo de volver después…  
Esto extendió la consulta 30 minutos  (costea mas responder la "preguntita" que hacerle entender que debe de agendar y que no es nomas decir marcas...),  porque había que explicarle  como usarlos y si no los encontraba cual era otra opción… porque obvio no se conformaría solo con la indicación… y es difícil en muchas ocasiones dar el cortón  en  el consultorio, simplemente hay gente que no se deja...
Se extendieron las correspondientes  recetas, indicaciones y solicitudes de laboratorio de la adolescente  y las indicaciones "por escrito" de los cosméticos de la mujer y se cito en 45 dias...
Al finalizar la consulta, solo pago  los honorarios de la adolescente ( 5 problemas +  recomendación de cosméticos por el mismo precio además del retraso  de la agenda no programada de la señora …) pues ella no había “consultado”
La siguiente vez que vimos a  la paciente fue 3 meses después en una cita "urgente" porque el medicamento no le estaba funcionando y traía muy grave el problema, esto es  6 semanas después de la cita  programada para ver resultados de laboratorio (que ni tubo animo de por cortesía avisar que no iría…)
 Lo incomodo de la situación es que la señora   exclamo nada mas entrando al consultorio
-Su  tratamiento no  le sirvió nada a mi hija, pobrecita mire como tiene de horrible su cara llena de granos, se le sigue cayendo el pelo  a puños y el olor de pies no se ha ido… 
-¿Los estudios? - le cuestione intrigado, pensando en mil y una cosa que hubiera pasado por alto y por eso no hubiera resultados...
-No se los hice, no tuvimos tiempo y anduvimos fuera varios días… ¿eran importantes?
Repetimos el interrogatorio en busca de nuevos datos  además de preguntar como uso el tratamiento…
Claro  cómo iba a servir el tratamiento si de su boca confesaría que por ser “muchos medicamentos”  solo había comprado en “similares” algunos,  ya que el maquillaje le había salido muy caro en McAllen…
... y para colmo, protesto el cobro de la cita subsecuente, pues era revisión de un tratamiento  que no habia funcionado...

No cabe duda... cosas veremos y viviremos en este mundo...

viernes, 28 de junio de 2013

Como te ven…

“Por tus vestimentas te juzgaran…”  reza la oración de Esculapio a su hijo, perdiéndose en el tiempo sus orígenes, pero más actual, no puede ser…


Muchachos, la medicina debe de ser holística – sentenciaba el maestro, mientras se paseaba por las filas de el auditorio, siempre con el ceño fruncido, siempre exasperado… deben de ver al paciente como un todo, como persona, como enfermo, como ente biológica, como miembro de una sociedad… 


Su figura desaliñada, su mal proporcionado fenotipo, que hacía que no le sentara bien su atuendo, su escaso cabello relamido tratando ocular su andrógina alopecia y su particular forma de hablar, ahogada, ronca, hacían de él objeto fácil de los chistes fuera del salón y dentro de él, siempre estábamos conteniendo la carcajada, ante lo que considerábamos una figura caricaturesca,  para muchos carente de valor,  frente a sus contraparte bien vestidos colegas, mucho más agraciados físicamente, pero menos comprometidos con la enseñanza…

Este es el catéter de Swan-Ganz… ¿lo conocen?  - saco un catéter usado aun con restos de sangre, envuelto en una bolsa trasparente, de su descuidada y sucia maleta de piel… ¿para qué sirve? … hablaba mientras sacaba de su envoltorio al artefacto, mostrándolo a los alumnos como quien muestra el santo grial... ni uno atino a decir nada… El maestro rebufo  ahogadamente ante la indiferencia de el auditorio, como siempre, un auditorio apático,  hostil y  ensimismado… El maestro  se llevo la mano a atrás de su cabeza y tallo  con fuerza, con desesperanza, como aquel que espera enseñar mucho y no tiene tiempo … ni foro que le escuche

En los pasillos de cirugía como pocos de los profesores lo hacían,  se le podía ver a fuera de su turno de academia, obsequiando su tiempo, explicando radiografías y escuchando conclusiones, disertando teorías de la patología, siempre exigiendo más a sus grupos…  “no puede ser, usted es un privilegiado alumno de cuarto año, ya debería de saber esto, es su deber leer mas allá de su libro de texto…” recriminaba a los estudiantes cuando preguntaba cosas que a su consideración ya debían de manejar… y siempre terminaba  la sesión rascándose la nuca… un poco mas incomprendido por sus alumnos, que aseguraban el maestro “se la bañaba” con sus preguntas… 

Muchas historias se decían, que si era un desheredado del sistema, un genio incomprendido venido a menos o un excéntrico cirujano que no sabía de qué lado masticaba la iguana… y claro, el “feito” de cirugía por ser el que exigía diéramos más de lo dábamos… 

Solo sé que la mayoría que tomamos clase con el, no lo aquilatamos cual debimos…


Ahora muchos entendemos, tarde, que la medicina debe de ser holística y que debíamos haber  leído más allá del libro de texto…

(Con todo respeto a quien nos enseño cirugía mas allá de nuestra juvenil negligencia académica y quien opine lo contrario, puede ir a Chihuahua a un baile...) 

viernes, 14 de junio de 2013

Malas noticias...

Por mas años de estudio y experiencia nunca estas suficientemente preparo para enfrentar ser el portavoz de la sentencia...

Sentado en la silla del sobrio consultorio particular, aquel alto y moreno trabajador de la construcción, vestido con su ropa de faena color caki, maltratada pero pulcramente aseada, mantenía sus lustrosos zapatos de trabajo bien plantados sobre el piso; observo como el médico contraia el  grueso entrecejo forjado por las horas de concienzudo estudio y de como apretaba los dientes  y fruncía la boca al revisar  los examenes que hacía dos meses le había pedido.
Ese gesto lo decia todo... 
 Los estudios los llevaba hasta ese dia  porque no había podido juntar lo necesario, por otros compromisos de pagos de la vida diaria… 
Solo, sin que nadie lo acompañara para no preocupar a la familia, acudió a recibir las noticias que le marcarían el sendero por el que transitaría su ahora depreciada existencia.
El hombre había comenzado con una fatiga inusual, se le caían los objetos y  presentaba un tic que hacia reír a sus nietos. Cuando comenzó a tropezarse y a batallar para hablar decidió ir a consultar.
Múltiples diagnósticos, tratamientos, estudios y cientos de pesos gastados porque en su servicio médico no salían de su diagnóstico de "fatiga crónica" , "cosas de la edad" y “usted quiere incapacidad”, le llevaron con aquel  novel médico particular que estaba de moda por lo acertado de sus diagnosticos, buscando alivio a su cansancio y torpeza…
Entonces ¿es la enfermedad que usted me dijo, la del beisbolista…? – se atrevió el hombre a pronunciar, rompiendo el sórdido silencio que mediaba en la habitación.
Como la “enfermedad del beisbolista” a la que se refería el hombre, es la enfermedad de Louis Gehring, exitoso pelotero que trunco su carrera por presentar ESCLEROSIS LATERAL AMIOTROFICA o  por sus siglas “ELA”, enfermedad degenerativa neuromuscular que ocasiona parálisis progresiva hasta la total minusvalía conservando solo los movimientos oculares, y por ende, cruel de inicio y mortal de necesidad… y que solo escuchar esas tres letras “ELA” crispa a los versados en el tema.
El otrora omnipotente  galeno, sentado en su majestuosa silla, desde donde momentos antes creía jugar a ser dios al creer dar salud o alivio a los achaques y disfuncionalidades de los que a él con fe acudían por ser públicamente sabido que era atinado en el diagnostico y contundente en la terapéutica, no pudo más  que tragar saliva,  lo que le causo un profundo y agudo dolor en la garganta… y en esa fraccion de tiempo, ante la imagen que se presentaba ante él, la de una gallarda y inexpugnable  atalaya que se derrumbaría  no ante sus enemigos, sino por algo que no pudo prever: su propia manufactura, persibio lo crudo de su propia naturaleza: humano, imperfecto, finito.    … y que ni él ni otro poder sabido en la tierra, podría detener la progresión de la enfermedad en un hombre que por demás estaba sano.
- Si. 
Contesto desde lo más profundo de su silla, asintió con la cabeza y guardo silencio, mientras su estomago le quemaba, el corazón le latía a mil y por poco libera una lagrima de esas que son por coraje, impotencia y dolor ajeno… El y su ego, se fueron haciendo pequeños en esa majestuosa silla… 
Asi, súbitamente, era de nuevo un simple mortal.
El silencio se hizo denso, sepulcral  y los segundos pasaban marcados por el reloj de pared escuchandose  como martillazos en cantera...  El bullicio de fuera del consultorio ponía toque bizarro a la situación, diciendo “la vida continua, y el tiempo se va”
El paciente, en su posición de hombre recio, inquebrantable "tal cual debía ser ...", comprometido  proveedor y cariñoso cuidador,  pudo sentir la empatía y pesadumbre de su médico (antes tan distante y ahora tan cercano a su tragedia),  comprendió que sus sentencia estaba dictada, cerro sus  obscuros ojos, hecho la cabeza hacia atrás y exhalo un suspiro, tal cual lo hacia para reposar unos segundos en los dias de mas pesada faena en su duro trabajo...
Pasaron unos segundos más y  el intercomunicador quebró el silencio para informar que seguía otro paciente…
El paciente recupero su postura y bajo la cabeza, su frente revelaba, a pesar del aire acondicionado del consultorio, un leve roció de sudor.  Mirando al piso y manteniendo fuertemente  apretadas sus rugosas manos sobre las rodillas  , no pudo mas y dejo escapar un par de pesadas lágrimas…acto seguido con el dorso de la siniestra retiro  la evidencia húmeda de su realidad y exclamo:
-Usted disculpe...
El medico torpemente atino a extenderle un Kleenex
-Entiendo - prosiguió- Mi hija me leyó al respecto en Internet... ¿Que sigue doctor?
¿Cuándo me voy a morir?