sábado, 15 de julio de 2023

EL SEÑOR DE LAS ARAÑAS

- Es que este señor insiste en que trae arañas en la cara - adelanto a comentar el joven acerca de del anciano que se había sentado delante de mi… -
ya lo hemos llevado con muchos doctores y hecho muchos tratamientos y nomás no deja de quejarse…

El anciano, típico señor de pueblo, robusto cual roble, vestía un veterano sombrero de paja ya muy tostado por el sol y camisa de faena, viejita, pero eso sí, muy bien planchada, se encogió de hombros y exclamó:
- Pos’ hijo, yo siento las arañas que me caminan mi la cara, que quieres que diga…
-No me diga que también las ha matado – comente lisonjero
- Algunas, pero son muchas y hay temporadas… rojas y cafecitas… patonas, pero chiquitas, así… respondio, haciendo la seña con el índice y el pulgar de que eran muy chiquitas – le hubiera traído las que he juntado en un frasquito en la casa…
El diagnostico estaba hecho… delusion de parásitos, trastorno frecuente de adultos mayores donde el paciente, cree tener bichos en la piel y junta detritos los cuales colecciona… ufano, le pedí por mero trámite, que se pasara a la silla de exploración, no sin antes percibir que se pasaba la mano por la cara un par de veces… Le pedí se quitara el sombrero, el cual deposito en la mesa de instrumentos…Revisé su piel: típica piel de hombre campesino, curtida por las jornadas bajo el sol, mostraba los cambios propios de su actividad profesional, calvicie androgénica, lentigos… por lo demás, todo normal… estaba firmado: delusion de parásitos, síndrome de Ekbom… Pedí al paciente pasara a la silla contigua al escritorio, presto a hacer la lucidora receta… En eso, el anciano se giró y me pidio le alcanzara el sombrero, gire en mis talones, tome el sobrero por una de sus alas y este crujió, se lo entregue y el hombre se lo calo… cual sería mi sorpresa sentir algo que subía por debajo de la manga de mi camisa..., presione bajo la tela y desabotone la manga, un par de pequeñas partículas cayeron sobre el escritorio y salieron corriendo, evidenciadas por lo blanco de la superficie…
Sude frio… ¿sería acaso que el paciente no deliraba?

Al acto, el paciente pasaba por enésima vez la mano sobre su cara… le pedí me prestara el sombrero y observe en el interior de la copa… telarañas, y en fondo, varios diminutos capullos de seda, algunos viejos y algunos nuevos… removí la cintilla de fieltro que acomoda con la frente y alrededor de 20 pequeñas arañitas rojas, de no más de 3 mm salieron corriendo…


La receta: sombrero nuevo… y un zape para el doctor.

Y SIN DUDA, PARA DARLE CAÑA A LA ARAÑA… OKKO…

4 comentarios:

  1. ESTA GENIAL JAJAJAJAJAJAJ

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    1. Doc!, que buena anèctoda, gracias por escribir esta historia tan interesante...
      Saludos!
      Rocio Turcott

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    2. gracias! por favor inscribance al blog!

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  2. OYe buenisima ... espero que sigas compartiendo mas .... voy hacer de este blog mi pagina favorita porque si no leo libros minimo tus anecdotas .. jajaja cuidate mucho

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