“Por tus vestimentas te juzgaran…” reza la oración de Esculapio a su hijo, perdiéndose en el tiempo sus orígenes, pero más actual, no puede ser…
Muchachos, la medicina debe de
ser holística – sentenciaba el maestro, mientras se paseaba por las
filas de el auditorio, siempre con el ceño fruncido, siempre exasperado… deben
de ver al paciente como un todo, como persona, como enfermo, como ente
biológica, como miembro de una sociedad…
Su figura desaliñada, su mal
proporcionado fenotipo, que hacía que no le sentara bien su atuendo, su escaso
cabello relamido tratando ocular su andrógina alopecia y su particular forma de
hablar, ahogada, ronca, hacían de él objeto fácil de los chistes fuera del
salón y dentro de él, siempre estábamos conteniendo la carcajada, ante lo que
considerábamos una figura caricaturesca,
para muchos carente de valor,
frente a sus contraparte bien vestidos colegas, mucho más agraciados
físicamente, pero menos comprometidos con la enseñanza…
Este es el catéter de Swan-Ganz…
¿lo conocen? - saco un catéter
usado aun con restos de sangre, envuelto en una bolsa trasparente, de su descuidada y sucia maleta de
piel…
¿para qué sirve? … hablaba mientras sacaba de su envoltorio al
artefacto, mostrándolo a los alumnos como quien muestra el santo grial... ni
uno atino a decir nada… El maestro rebufo
ahogadamente ante la indiferencia de el auditorio, como siempre, un auditorio apático, hostil y ensimismado… El maestro
se llevo la mano a atrás de su cabeza y tallo con fuerza, con desesperanza, como aquel que
espera enseñar mucho y no tiene tiempo … ni foro que le escuche…
En los pasillos de cirugía como
pocos de los profesores lo hacían, se le podía ver
a fuera de su turno de academia, obsequiando su tiempo, explicando radiografías y escuchando
conclusiones, disertando teorías de la patología, siempre exigiendo más a sus
grupos… “no puede ser, usted es un
privilegiado alumno de cuarto año, ya debería de saber esto, es su deber leer
mas allá de su libro de texto…” recriminaba a los estudiantes cuando
preguntaba cosas que a su consideración ya debían de manejar… y siempre terminaba
la sesión rascándose la nuca… un poco
mas incomprendido por sus alumnos, que aseguraban el maestro “se la bañaba” con
sus preguntas…
Muchas historias se decían, que
si era un desheredado del sistema, un genio incomprendido venido a menos o un excéntrico
cirujano que no sabía de qué lado masticaba la iguana… y claro, el “feito” de cirugía por ser el que exigía diéramos
más de lo dábamos…
Solo sé que la mayoría que tomamos clase con el, no lo
aquilatamos cual debimos…
Ahora muchos
entendemos, tarde, que la medicina debe de ser holística y que debíamos haber leído más
allá del libro de texto…
(Con todo respeto a quien nos enseño cirugía mas allá de nuestra juvenil negligencia académica y quien opine lo contrario, puede ir a Chihuahua a un baile...)