Cuando el prejuicio te alcanza
Llega paciente mal encarado al consultorio, de ascendencia asiática, notorio por su fisionomía y su nombre (lo llamaremos Sr Tamagochi) y claro, esperas que no hable español…
Antes de pasar al paciente, mi asistente me pone en antecedentes: que la cita la hiso la asistente del sr, la cual pregunto qué donde estudie, que idiomas hablaba y si era puntual…
Aun con gesto adusto, con los brazos cerrados sobre su pecho y sentado en el borde de la silla ligeramente inclinado al frente, el sr Tamagochi dice enfáticamente en castellano
“Permitame decirle: valoro mucho la puntualidad y habra de saber, que las mujeres en mi casa y en mi negocio, me hablan de usted”
Se hizo el silencio y me dije a mi mismo: santa peluca de las piojas paridas…
La ardilla en mi cabeza empezó a correr como Core de APPLE conectado a Infinitum… me vino a la cabeza calificativos como “paciente machista” “me está pidiendo lo trate con respeto” “ se ve mafioso, mínimo samurái o entrenador de pokemon grado master… sin duda ha de ser ya-ku-za”…
Atiné a decirle:
"Sr Tamagochi, aquí la regla del consultorio es tratar con respeto a los clientes… yo también le hablare de usted…"
Se volvió a hacer el silencio incomodo… bruscamente, el paciente se pone de pie y se pone carcajearse cual niño con payaso…
Me quedo sorprendido. ¿Qué pasa?
Se vuele a sentar el tipo, esta vez en posición relajada y me dice, aun con la voz entrecortada por la risa: “corrijo doc: las mujeres de mi casa y de mi negocio me hablan de que debía venir con usted a checarme… hablan bien de tu trabajo… no es necesaria tanta solemnidad, puedes tutearme… me conocen como el Tama y vengo a ponerme Botox…"
Ok, cada quien escucha lo que quiere y entiende lo que puede… esperemos cumplir sus expectativas…