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domingo, 8 de abril de 2012

Alucinaciones contagiosas...



A los borrachos y a los niños siempre hay que hacerles caso, normalmente, dicen la verdad…  


Doctor  hay gatos en el techo - repetía continuamente don  Juanito, anciano sureño con porte bragado,  que por enésima vez caía en el servicio de medicina interna, encefalopata, para variar,  por sus múltiples  y ya bien conocidas fiestecitas que se daba…



No le hagan caso, esta encefalopata,  al rato se le pasa – se les comentaba a los demas pacientes que compartian habitación en el anciano, para tranquilizarlos, en el  ya de por si sobrellenado hospital de asistencia publica... y en efecto, con el buen manejo de los galenos, los enemas, los fluidos endovenosos y los cálidos cuidados de enfermería,  los parámetros del anciano mejoraron  y lo pusieron en pocos días, en condiciones de darlo de alta, pero él seguía viendo gatos en el techo…

Es la encefalopatía, ya tiene tan afectado su cerebro que tiene alucinaciones apesar de estar estababilizado – concluyeron los médicos y le egresaron, haciendo una mueca de:  “en una semana, lo vemos de nuevo por aquí...”


La siempre generosa sala de urgencias no tardo de asignar  el espacio que dejo don Juanito a un paciente, que se había quebrado una pierna, realizando una remate de chilena,  ya con unas  “caguas” encima… 

Doctor… hay gatos en el techo…  - asevero el aspirante al pichichi,  a su medico asignado en la primer pasada de visita, el cual palideció, sospechado que el paciente estaba "encefalopata" o presentaba un traumatismo craneoencefalico y no se había documentado tal patología… 

Si, mire, venga... - y le señalo con el índice hacia una de los tantos plafones faltantes  de la habitación…

Cuál sería la sorpresa para el discípulo de Hipócrates,  que en la viga oculta  en   el cielo falso,  vio pasar al menos tres gatos, en “fila india” …

Ya ve,  hay gatos en el techo

El incidente pasaría sin más, si no fuera que  a los pocos días se presento una epidemia de pulgas en los pacientes de dicha habitación y las contiguas, ocasionando un brote epidémico de dimensiones titánicas, ocasionando el cierre del piso y la fumigación y consecuente eliminación de las visitas en forma  "alucinaciones felinas" producto de la encefalopatía  de don Juanito…  que por cierto, llego a la semana siguiente, de nuevo, encefalopata…

domingo, 11 de marzo de 2012

Una Flor Marchita



Con frecuencia somos ajenos a la tragicomedia de la vida de los que no pertenecen a nuestro pequeño mundo…

Llovía como suele llover en Monterrey: a cantaros y sin previo aviso; como nunca la sala de consulta externa de urgencias, que se encontraba en el lúgubre pasillo atrás de la sala de urgencias,  tendría dos a tres pacientes, solamente esperando resultados, reinaba el aburrimiento entre los internos y residentes…
Es la paz que precede a la tormenta, siempre llegan después del aguacero - observo alguno de los presentes… el calor y la humedad causaban un bochorno sofocante…
Pasada la media noche, de la nada, hizo su aparición una diminuta figura femenina, pelo largo y busto generoso, vestida al estilo “potranquita”: botas, jeans  con todos sus aditamentos y colguijes; estaba mojada hasta calar los huesos… cargaba un bolso que se veía enorme comparado con ella, y en la forma en que lo sujetaba bajo el brazo  como si no lo quisiera soltar,  denotaba la importancia de su contenido … tenía la cara triste, no concordaba con la atractiva figura de la “vaquerita de rodeo” que intentaba dar con su  desleída vestimenta…
-Me duele la garganta, casi no puedo hablar y me duele el pecho… comento mientras se llevaba la mano al cuello
- Pásele… se acercaron dos a médicos, percibieron que aunque bien vestida, su ropa estaba remendada y olía a mescla de perfume barato y  humo de tabaco… perdieron el interés, la revisaron como si cualquier cosa y le dijeron: - si, tome x cosa y se pondrá bien… ya puede irse
Ella titubeo, los presentes volvieron a su ensimismamiento, ignorándola, esperando a que se perdiera en el pasillo…
Alguien atino a preguntarle - ¿algo mas madre?
Ella la miro con esa cara de dice todo sin decir nada y balbuceo: Necesito hablar con alguien...
La doctora se levanto y la acompaño a el pasillo… ¿quieres una coca?... se sentaron en las desvencijas sillas y ella comenzó a contar…
Yo no soy así…  mi esposo se suicidio por las deudas cuando se cayó el peso, tenia su taller… mis papas no me quieren en su casa porque los niños hacen ruido y no podía aportar mucho… cuando nació mi tercer niño, estaba embarazada cuando mi esposo se fue, una señora me ofreció trabajo de secretaria en   Reynosa, pero era un engaño y me quito a los niños y me rentaba a los gringos aunque estuviera recién parida y si me negaba me amenazaba con desaparecer al bebe, pero me escape … ahorita trabajo en un centro de baile, la canción a 10 pesos... o 20 a veces… y de dia afano en de intendente en x tienda… pero no completo…
El residente encargado llamo a la doctora y le indico- Ya m´hija, deja a la vieja, que se vaya, es corriente, te va a pegar los piojos … ponte a hacer algo de provecho… la lluvia arreciaba y  la sala seguía sin un solo desafortunado paciente, solo se oía la risa de los internos de  departían, ajenos a lo que les rodeaba
Si se tiene que ir doctora, ok… ya no le quito su tiempo…
No, no tengo pendientes… me estaba contando… contesto la doctora y se sentó de nuevo a su lado
Le conto del sacerdote que le ayudo un tiempo dándole trabajo, pero las intrigas de  obligaron a dejar esa ocupación por no perjudicar al hombre santo –el único que no le pidió nada a cambio- de cómo soportaba a borrachos y drogados, como se cuidaba de las otras muchachas del trabajo y de los padrotes que querían explotarla y meterla a las drogas – todas se drogan doctora., pero yo no, porque aquí donde me ve,  yo soy decente y tengo que darle un ejemplo a mis hijos,  yo no me prostituyo ni me meto con nadie, ni novio tengo…
Le hablo de sus niños y de como los queria pero que no los queria ver sufrir hambres ni frios - de su rostro escurrían gotas de agua, tal vez del pelo mojado - pero hay días como hoy, que ya no soportaba tanta carga… la soledad es mala consejera doc.…
Una ambulancia llego con sirena abierta  a la entrada, señal de que habría que hacer algo…
Ahora si ya voy doctora… se va a ocupar, mis hijos están solos y ya es muy tarde, ya van a ser las 4… hay le dejo esto, ya no lo voy a usar- saco una bolsa de cartón, arrugada y la dejo en la silla… mil gracias, de nuevo… dirigiéndose a la salida, donde un relámpago ilumino el dintel y dibujo a la diminuta figura y al siguiente instante, desapareció tal cual como había llegado…
Pasaron las horas y llego el cambio del cambio de guardia,  la rutina de la mañana, todo seria igual, solo que la señorita de limpieza del área de urgencias, trajo a la recepción la bolsa que dejo la mujer… contenía una caja de diazepam y un bote de veneno para ratas…



Anecdota  cortesia de ACCC