A los borrachos y a los niños siempre hay que hacerles caso,
normalmente, dicen la verdad…
Doctor hay gatos en el techo - repetía
continuamente don Juanito, anciano
sureño con porte bragado, que por enésima
vez caía en el servicio de medicina interna, encefalopata, para variar, por sus múltiples y ya bien conocidas fiestecitas que se daba…
No le hagan caso, esta encefalopata, al rato se le pasa – se les comentaba a los demas pacientes que compartian habitación en el anciano, para tranquilizarlos, en el ya de por si sobrellenado hospital de asistencia publica... y en efecto, con el buen manejo de
los galenos, los enemas, los fluidos endovenosos y los cálidos cuidados de
enfermería, los parámetros del anciano
mejoraron y lo pusieron en pocos días,
en condiciones de darlo de alta, pero él
seguía viendo gatos en el techo…
Es la encefalopatía, ya tiene tan
afectado su cerebro que tiene alucinaciones apesar de estar estababilizado – concluyeron los médicos y
le egresaron, haciendo una mueca de: “en
una semana, lo vemos de nuevo por aquí...”
La siempre generosa sala de
urgencias no tardo de asignar el espacio
que dejo don Juanito a un paciente, que se había quebrado una pierna, realizando
una remate de chilena, ya con unas “caguas” encima…
Doctor… hay gatos en el techo… - asevero el aspirante al pichichi, a su medico asignado en la primer pasada de visita, el cual palideció, sospechado
que el paciente estaba "encefalopata" o presentaba un traumatismo craneoencefalico y no se había documentado tal
patología…
Si, mire, venga... - y le
señalo con el índice hacia una de los tantos plafones faltantes de la habitación…
Cuál sería la sorpresa para el
discípulo de Hipócrates, que en la viga
oculta en el cielo falso, vio pasar al menos tres gatos, en “fila
india” …
Ya ve, hay gatos en el techo…
El incidente pasaría sin más, si
no fuera que a los pocos días se
presento una epidemia de pulgas en los pacientes de dicha habitación y las
contiguas, ocasionando un brote epidémico de dimensiones titánicas, ocasionando
el cierre del piso y la fumigación y consecuente eliminación de las visitas en forma "alucinaciones felinas" producto de la encefalopatía de don
Juanito… que por cierto, llego a la semana siguiente, de nuevo, encefalopata…