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sábado, 6 de julio de 2013

Muchos problemas, pocos resultados...


Y resulta que el malo es el medico


Hace días una señora en sus 40,  fenotipo promedio,  uñas de acrílico,  muy bien arregla y peinado de salón,  acudió a consulta acompañando a una delgada y pálida  adolescente por problema de acné… 
- Además  doctor,  aprovechar para ver que le recomienda para el pelo porque se le cae mucho desde hace  varios meses, que cremas debe usar para la piel áspera y que indicaciones  o cremas le manda porque le  huelen los pies… 
Normalmente se conceden 30 minutos de consulta para hacer un interrogatorio, checar al paciente, razonar el diagnóstico meditar la receta y explicar las indicaciones,  pero al dividir entre tantos problemas la consulta la calidad mengua porque hay que hacer todos el proceso de cada problema   en el mismo tiempo. 
Para acabar la consulta, al momento de estar explicando la receta, la mujer  se acordó que la adolescente tenía un lunar en la planta del pie y quería que se lo revisara… 
- Y de una vez  dígame, abusando de su bondad,  que cosméticos y cremas uso, porque ya estoy entrando  a  la menopausia y no tengo  tiempo de volver después…  
Esto extendió la consulta 30 minutos  (costea mas responder la "preguntita" que hacerle entender que debe de agendar y que no es nomas decir marcas...),  porque había que explicarle  como usarlos y si no los encontraba cual era otra opción… porque obvio no se conformaría solo con la indicación… y es difícil en muchas ocasiones dar el cortón  en  el consultorio, simplemente hay gente que no se deja...
Se extendieron las correspondientes  recetas, indicaciones y solicitudes de laboratorio de la adolescente  y las indicaciones "por escrito" de los cosméticos de la mujer y se cito en 45 dias...
Al finalizar la consulta, solo pago  los honorarios de la adolescente ( 5 problemas +  recomendación de cosméticos por el mismo precio además del retraso  de la agenda no programada de la señora …) pues ella no había “consultado”
La siguiente vez que vimos a  la paciente fue 3 meses después en una cita "urgente" porque el medicamento no le estaba funcionando y traía muy grave el problema, esto es  6 semanas después de la cita  programada para ver resultados de laboratorio (que ni tubo animo de por cortesía avisar que no iría…)
 Lo incomodo de la situación es que la señora   exclamo nada mas entrando al consultorio
-Su  tratamiento no  le sirvió nada a mi hija, pobrecita mire como tiene de horrible su cara llena de granos, se le sigue cayendo el pelo  a puños y el olor de pies no se ha ido… 
-¿Los estudios? - le cuestione intrigado, pensando en mil y una cosa que hubiera pasado por alto y por eso no hubiera resultados...
-No se los hice, no tuvimos tiempo y anduvimos fuera varios días… ¿eran importantes?
Repetimos el interrogatorio en busca de nuevos datos  además de preguntar como uso el tratamiento…
Claro  cómo iba a servir el tratamiento si de su boca confesaría que por ser “muchos medicamentos”  solo había comprado en “similares” algunos,  ya que el maquillaje le había salido muy caro en McAllen…
... y para colmo, protesto el cobro de la cita subsecuente, pues era revisión de un tratamiento  que no habia funcionado...

No cabe duda... cosas veremos y viviremos en este mundo...

domingo, 8 de abril de 2012

Alucinaciones contagiosas...



A los borrachos y a los niños siempre hay que hacerles caso, normalmente, dicen la verdad…  


Doctor  hay gatos en el techo - repetía continuamente don  Juanito, anciano sureño con porte bragado,  que por enésima vez caía en el servicio de medicina interna, encefalopata, para variar,  por sus múltiples  y ya bien conocidas fiestecitas que se daba…



No le hagan caso, esta encefalopata,  al rato se le pasa – se les comentaba a los demas pacientes que compartian habitación en el anciano, para tranquilizarlos, en el  ya de por si sobrellenado hospital de asistencia publica... y en efecto, con el buen manejo de los galenos, los enemas, los fluidos endovenosos y los cálidos cuidados de enfermería,  los parámetros del anciano mejoraron  y lo pusieron en pocos días, en condiciones de darlo de alta, pero él seguía viendo gatos en el techo…

Es la encefalopatía, ya tiene tan afectado su cerebro que tiene alucinaciones apesar de estar estababilizado – concluyeron los médicos y le egresaron, haciendo una mueca de:  “en una semana, lo vemos de nuevo por aquí...”


La siempre generosa sala de urgencias no tardo de asignar  el espacio que dejo don Juanito a un paciente, que se había quebrado una pierna, realizando una remate de chilena,  ya con unas  “caguas” encima… 

Doctor… hay gatos en el techo…  - asevero el aspirante al pichichi,  a su medico asignado en la primer pasada de visita, el cual palideció, sospechado que el paciente estaba "encefalopata" o presentaba un traumatismo craneoencefalico y no se había documentado tal patología… 

Si, mire, venga... - y le señalo con el índice hacia una de los tantos plafones faltantes  de la habitación…

Cuál sería la sorpresa para el discípulo de Hipócrates,  que en la viga oculta  en   el cielo falso,  vio pasar al menos tres gatos, en “fila india” …

Ya ve,  hay gatos en el techo

El incidente pasaría sin más, si no fuera que  a los pocos días se presento una epidemia de pulgas en los pacientes de dicha habitación y las contiguas, ocasionando un brote epidémico de dimensiones titánicas, ocasionando el cierre del piso y la fumigación y consecuente eliminación de las visitas en forma  "alucinaciones felinas" producto de la encefalopatía  de don Juanito…  que por cierto, llego a la semana siguiente, de nuevo, encefalopata…